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Mañana me toca sesión. Y voy a comentar en ella los detalles del elegante ensayo de Valle y cols ABC-02 publicado en el niuinglan de 8 de abril de 2010.
Gracias al esfuerzo de 37 centros de UK demuestran sin lugar a dudas que el cisplatino con gemcitabina es mejor que la gemcitabina sola, con significación estadística para una ganancia clínica de unos tres meses tanto en supervivencia libre de enfermedad como en supervivencia global.
La imagen con la que me quedo es con el efecto banana: Las dos curvas separándose con forma de plátano, lo que, sumado a la toxicidad aceptable nos lleva a concluir que este tratamiento es el nuevo estándar.
Se acompaña de un conciso editorial que sitúa en su contexto el tema, y se rinde a una evidencia: A pesar del avance, estamos lejos de curar este infrecuente tipo de cáncer. Se cura poco, sólo algunos con operación. Parece ir a más, se relaciona con la irritación crónica, piedras en la vesícula, hepatitis C (y envejecimiento de la peña). Se porta un poco como el cáncer de páncreas. Se esperan avances de la biología, nuevos tratamientos, etc... Atentos en ASCO a Sun et al con panitumumab, irinotecán y gemcitabina (el abstract no da datos, es una declaración de intenciones para un fase II), a Jensen et al que cuando mandó el abstract estaba empezando con oxaliplatino, capecitabina, gemcitabina y si no mutaban el K-ras, panitumumab, al propio Valle et al con su ABC-03, que añade un inhibidor de VEGFR2 tirosinkinasa, el cediranib a su ABC-02, en un fase II randomizado, el S1 con varios resultados poco prometedores, indicios de actividad de erlotinib con oxali y gemci, y otros esquemas más tradicionales, la engorrosa vía arterial y poquito más.
No es un tumor muy lucido pero posiblemente se beneficiará de los grandes avances que se obtengan con otros tumores estrella hoy en día de la investigación mundial
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